Poderes
En la brisa vuelan vidrios rotos
que me abren tajos en las mejillas.
La tempestad se acerca
con la misma desinencia que la soledad.
Y muerde-muerde con los mismos
dientes de un predador extinto
el monte, las casas viejas, las casas débiles,
los animales presos de los hombres,
los hombres presos del dolor,
los niños presos del destino.
En la torre de cristal,
encima de las nubes,
la tempestad se ve como
un lejano recuerdo del subdesarrollo
que vuela,
vuela con los pájaros y los perros
y se lleva tu sangre lejos.
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